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La humildad de su fachada, de sencillo ladrillo sin apenas ornamentación, puede hacer pasar desapercibida la joya artística que San Antonio de los Alemanes acoge en su interior. Es entrar, y quedarse uno sobrecogido y con la boca abierta, en parte por la magnificencia recogida en tan pequeño espacio, y en parte por la sorpresa de lo fascinante inesperado.
La iglesia forma parte del Hospital de la Hermandad del Santo Refugio, fundada por el padre Bernardino de Antequera.
“La Hermandad ha de tener por particular instituto llevar los pobres enfermos, así hombres como mujeres, que se hallasen por las calles, y Casas, a los Hospitales, acompañándolos para facilitar su entrada, y pagando lo que costase el llevarlos, cuidando sobre todo , que ninguno muera sin sacramento”. (Primeras Constituciones de la Hermandad, en el siglo XVII)
Esta Hermandad aún funciona hoy en día como comedor social. En sus orígenes era conocida por la “ronda del pan y el huevo”, que salía todas las noches a repartir panes, bizcochos, medicinas y huevos a los mendigos que frecuentaban las calles. Los bienhechores tenían un curioso artilugio de madera para medir el tamaño de los huevos, de modo que, si un huevo era demasiado pequeño para constituir suficiente alimento, pasaba por el hueco destinado a la medida, y no se daba por bueno. Por eso se decía “Si pasa, no pasa; y si no pasa, pasa».
La iglesia que vemos hoy fue construida entre los años 1625 y 1630 por la Institución de San Antonio de los Portugueses, dada la gran comunidad de habitantes portugueses que, por aquellos años, tenía la ciudad de Madrid. La reducida capilla con la que contaba por entonces el hospital se quedó pequeña, y hubo que construir una mayor, eso sí, teniendo en cuenta el escaso terreno con el que se contaba para ello. Es por esto que la iglesia tiene forma ovalada, con el fin de aprovechar el chaflán entre las calles Puebla y Corredera Baja de San Pablo.
El diseño arquitectónico pertenece al Hermano Pedro Sánchez, de la Compañía de Jesús, con revisión y rectificaciones de Juan Gómez de Mora. Cuando Portugal se constituyó en territorio independiente, en 1660, la iglesia pasó a formar parte del Patrimonio regio y su denominación cambió a San Antonio de los Alemanes. En 1705, con el cambio de dinastía, Felipe V la donó a la Hermandad del Refugio.
El retablo mayor data de 1760, de estilo barroco clasicista, realizado por Miguel Fernández, no es el original de la iglesia, sino que hubo dos más anteriores. Está presidido por la escultura de San Antonio de Padua, que es la talla original del siglo XVII, realizada por Manuel Pereira.
Pero lo que más llama la atención del visitante es la espectacular cúpula pintada al fresco de forma magistral, ¡con razón la llaman la “Capilla Sixtina madrileña”! La decoración central relata la Gloria de San Antonio de Padua. Como la cúpula es completa y no tiene tambor que la sustente, éste está magistralmente simulado a base de pinturas en trampantojo, que representan elementos arquitectónicos, tales como gruesas columnas salomónicas, que a su vez acogen elementos de la naturaleza y figuras de santos y ángeles por doquier. La impresión de perspectiva que consigue es extraordinaria, y nuestros ojos ven arquitectura y escultura cuando la realidad de lo que hay es pintura al fresco. Los artistas pintores fueron Francisco Rizzi y Juan Carreño de Miranda, que se repartieron la tarea pintando el uno los elementos arquitectónicos, y el otro las figuras vivas. También está presente la mano de Lucas Jordán, quien realizó las pinturas de los muros. Éstos representan escenas de algunos de los milagros más conocidos de San Antonio, como el de los peces escuchando su oración, el caballo arrodillado ante la Sagrada Forma o el milagro del falso ciego.
En los muros, pueden verse seis tribunas laterales, que permitían a los reyes acceder a las misas sin ser vistos. Algunos de estos reyes se encuentran retratados en pequeños medallones, rodeando el muro del templo.
La Iglesia de San Antonio fue declarada Monumento Nacional en 1973 y bien merece una visita sosegada.

Hostal Lido, Madrid. Octubre 2015