Si hay un rincón en Madrid desde el que disfrutar de las mejores puestas de sol es, sin lugar a dudas, el jardín de las Vistillas. En realidad es un conjunto de jardines que se extienden desde la serpenteante calle de Beatriz Galindo hasta la Basílica de San Francisco el Grande y su jardín anexo de la Dalieda.
La parte más alta del jardín la ocupa la plaza de Gabriel Miró. Esta plaza se construyó sobre los antiguos terrenos del palacio de los Marqueses de Osuna, hoy ocupado por el Seminario Conciliar. Las deudas del marqués lo llevaron a la ruina y tuvo que vender el palacio que pasó a manos de la Archidiócesis de Madrid. Se derribó en el año 1900 para comenzar la construcción del Seminario de Madrid que tenía su sede, por aquél entonces, en la calle de la Pasa. De los jardines del antiguo palacio sólo se conservan algunos árboles y una pérgola con columnas que conforma uno de los balcones más altos y con mejores panorámicas de la capital.
Aprovechando las obras de reconstrucción de la Basílica de San Francisco el Grande, en los años 30 y 40 del siglo XX, se procedió a la remodelación de este espacio ajardinado para convertirlo en lugar de esparcimiento y gran terraza con espectaculares vistas sobre el noroeste de Madrid.
Esta plaza es un remanso de paz a pesar de estar a un paso del centro más bullicioso de Madrid.
Si accedes por el viaducto, nada más doblar la esquina de la calle Morería, te vas a encontrar con una panorámica magnífica de la catedral de la Almudena con la sierra de Madrid al fondo. No dejes de pasear por allí al atardecer porque las vistas son espectaculares. De hecho, el nombre de “las Vistillas” proviene precisamente de las preciosas vistas que se tienen desde allí y que abarcan toda la sierra, la Casa de Campo, la rivera del río Manzanares y gran parte del oeste y el sur de la capital. Una mina para los amantes de la fotografía.
Los jardines tienen también algunos puntos de interés curiosos. Uno de ellos es la estatua de la Violetera que anteriormente estaba situada en la Calle de Alcalá. Representa a la vedette Celia Gámez vestida con el traje regional de Madrid, conocido popularmente como “traje de chulapa”. Y es que precisamente en estos jardines es donde se celebran, dos veces al año, las fiestas más populares de Madrid: San Isidro, el 15 de mayo y la Virgen de la Paloma, el 15 de agosto. Así que, si tienes tiempo para disfrutar del Madrid más castizo, te aconsejo que te sumerjas en el ambientazo de las Vistillas, en esos días.
También encontrarás un busto de Ignacio Zuloaga. Está ahí porque, justo en esa plaza se encuentra la casa donde murió el pintor, en 1945. La curiosa casita contrasta en estilo con los grandes edificios que tiene a su alrededor, construidos en su mayoría en los años 20. El más espectacular de todos ellos es la sede del Seminario Conciliar de Madrid, un edificio gigantesco, de estilo neomudejar con decoración neogótica que lo convierte en una singularidad arquitectónica. De hecho, está declarado con Bien de Interés Cultural desde 1977. Se comenzó a construir a finales del siglo XIX y se inauguró en el año 1906.
Si paseas por la zona, además de ver los atardeceres y los jardines de las Vistillas con todas sus curiosidades, puedes aprovechar para visitar la Real Basílica de San Francisco el Grande, cuya cúpula es la tercera más grande de la Cristiandad. Junto a la basílica se extienden los jardines de la Dalieda, otra balconada con impresionantes vistas de la ciudad y sus atardeceres.
Muy cerca tienes también otra singularidad histórica de Madrid, el hospital de la Venerable Orden Tercera de San Francisco (VOT), el más antiguo de la capital, construido en el siglo XVII.
Espero que, después de este paseo, te vayas con tu movil o tu cámara cargados de fotos y con los ojos llenos de atardeceres azules, rojos y violetas porque, ya sabes, “de Madrid al cielo” y las Vistillas es el mejor agujerito para poder verlo.
Hostal Lido