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Este Madrid nuestro da para todos los gustos. Razón tienen los que dicen aquello de “De Madrid al cielo”, y directamente, porque estar en Madrid es poder tenerlo todo.
Nuestro Madrid es enorme, rico en cultura, arte, museos, parques, zonas de compras y de marcha. Nuestro Madrid vive de día y de noche, y se deja ver desde todos los puntos de vista posibles. No obstante, toda ciudad tiene sus “Imprescindibles” con mayúsculas, esos lugares que jamás debes perderte si pasas por ella con poco tiempo, o si haces la típica “visita catálogo” viendo solo los lugares arquetípicos del turisteo. Madrid también tiene su decálogo de imprescindibles para hacerte la foto y poder decir “mira, yo estuve en Madrid”:
El gran clásico de los clásicos y punto foto obligatorio es el monumento al Oso y el Madroño, símbolo de Madrid, que esta situado en la Puerta del Sol, en la esquina con la calle Alcalá. La Puerta del Sol, con su famoso reloj, es otro de los grandes clásicos imperdibles, el lugar por donde siempre se acaba pasando; el centro neurálgico de la ciudad, que mejor retrata a los madrileños.
Si decides tomar la calle Alcalá, te topas frente a frente con otro de los grandes “fetiches” de la ciudad, sobre todo para los más futboleros: la Fuente de Cibeles, la diosa adoptiva Madrid. Se encuentra en el Paseo de El Prado, junto al espléndido Palacio de Correos, hoy Ayuntamiento de Madrid. Desde Cibeles verás a unos pasos otro de los grandes emblemas de la ciudad: la Puerta de Alcalá. Desde la esquina donde está el Cuartel General del Ejército, con un poco de esmero fotográfico, y cuidando bien que no se cruce por delante ningún autobús, sale una buena foto de la Cibeles con la Puerta de Alcalá al fondo.

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¿Que te gusta el Arte? Pues ya que estás en Cibeles puedes aprovechar que tienes al lado el Museo del Prado y, si tienes tiempo, el Museo Thyssen también, para echar un vistazo a dos de las mejores pinacotecas del mundo.
Y si después te apetece dar un paseo y respirar aire puro, o estirar las piernas tumbado en la hierba, encontrarás también cerca el oasis que te ofrece el Parque de El Retiro, con su estanque lleno de vida y sus rincones monumentales, como el Palacio de Cristal.
Ahora puedes volver a la Puerta del Sol, y seguir hacia el otro ala de la plaza. Tomando la Calle Mayor, desembocas, casi derecho en la plaza más popular y castiza de Madrid: la Plaza Mayor, evocadora de ese Madrid que fue una villa en la época de los Austrias. Alrededor de la Plaza, puedes encontrar otro de los grandes clásicos de la vida madrileña, esos lugares de tapeo y terraceo, y también las tabernas típicas, en las que los bandoleros embozados del siglo XVII planeaban sus fechorías. Obligados son por ahí los “imprescindibles culinarios”: la jarrita de sangría, el pincho de tortilla y el bocata de calamares. Y después, a viajar en el tiempo, por calles oscuras y estrechas, descubriendo los rincones del Madrid de los Austrias.
A pocos pasos, puedes dar un salto en la Historia, desde el siglo XVII al XVIII, al Madrid de los Borbones, y visitar el Palacio Real, y su vecina, la Catedral de la Almudena.

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Este Madrid sorprendente, no te defraudará. No sólo disfrutarás a cada paso y te llevarás tu foto de todos los “imprescindibles”, sino que además, desearás perderte por las calles, para quedarte siempre aquí.